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El día después del trágico incendio en villa La Tablita

Vecinos del asentamiento ubicado a pocos metros de la casa de gobierno y de la Legislatura aseguraron que donde viven “no es vida”, pero que no les queda otra posibilidad.

Mientras que algunas familias de La Tablita fueron alojadas temporalmente en un hotel, otros vecinos decidieron quedarse para “no perder lo poco que tienen”.

La mayoría de los habitantes de ese pedazo de tierra fiscal vieron incendiar sus precarias viviendas, construidas con maderas, nailon y plásticos.

Un día después de la tragedia que dejó un adolescente muerto, los vecinos que se quedaron limpiaban el terreno e intentaban recuperar los pocos objetos que se salvaron del fuego.

“No es vida esto, no es vida para ninguno. Tenés que poner cosas que no tenés que poner, y después suceden las desgracias”, dijo uno de ellos respecto a las conexiones clandestinas.

Manifestó que no irá del lugar y que tampoco perderá “lo poco que tiene”. “No tengo miedo de irme. Miedo es no tener un trabajo digno y poder salir de acá”, sostuvo.

Otro vecino contó que hace ocho años vive en el asentamiento, pero que conoce gente que llegó hace más de 16 años.

“Se divide en dos grupos: la gente que vive aquí por necesidad, y los que viven por obligación. En mi caso, es esto último, porque tengo más de 50 años y es difícil conseguir trabajo por la edad”, señaló.

Explicó que no tiene los recursos para vivir en otro lado. “Nos rebuscamos limpiando vidrios o cuidando coches. Nos ofrecemos en carnicerías o verdulerías para limpiar las veredas”, agregó.

Lautaro Belloni Oliva, de 16 años, murió el martes por la mañana en un incendio desatado en La Tablita, un asentamiento con casas precarias ubicado entre el centro y barrio General Paz.

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