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La Esquina Encendida, el vacunatorio al que "te daba miedo entrar"

Este jueves fue el último día en que La Esquina Encendida llevó adelante operativos de vacunación contra el Covid. Se trató del centro más importante de la ciudad. "El trabajo que se hizo no tiene precedentes", dijo Ignacio Martínez Kerz, quien estuvo al frente de la organización.

"Termina una etapa, la más cruel de la pandemia, pero comienza una normalidad con la vacuna donde tiene que estar: en centros de salud, hospitales y efectores de salud que tiene la provincia distribuidos. Estamos orgullosos por la parte que nos tocó conducir", comenzó diciéndole Martínez Kerz a Buen Santa Fe a propósito del cierre de La Esquina Encendida.

Además, recordó que "la situación no estaba escrita en ningún manual, lo que había era incertidumbre y miedo. Las noticias sobre la enfermedad eran letales. Los voluntarios utilizaban doble barbijo, no sabían cómo te podía pegar el Covid, había conocidos en terapia que la pasaban mal cuando no fallecían. Ese miedo se enfrentó en un lugar que estuvo organizado pero había gente y te daba miedo entrar".

En este sentido, recordó que "hoy es absurdo pensar que la vacuna es mala, pero en ese momento había muchos detractores. Se elegía la marca. Es lo que tuvimos que vivir: mucho miedo. La única certeza era que el virus era mortal en muchos casos. El trabajo que se hizo no tiene precedentes en el marco de articulación interdisciplinar. Fue fluído, dinámico: comienza otra etapa". 

Respecto a lo que representó para la sociedad, Kerz detalló que "más de 964 mil personas fueron vacunadas entre la Esquina Encendida, el CEF 29 y La Redonda. La Esquina Encendida se armó de viernes a un lunes. Durante ese fin de semana, que estaba todo cerrado, muchos locales comerciales nos abrieron sus puertas para proveernos equipamientos que faltaban. Todo contrarreloj. Armamos tres circuitos: el de la calle, el estadio y el exterior que aprovechábamos cuando había lindos días".

"Había que administrar tensiones. Convivíamos personas con distintas formaciones y experiencias de trabajo, o sin experiencias de trabajo: fue su primera prueba de fuego. Chicos jóvenes que humanizaron el proceso, trataban con dulzura a todos. Convivían con personal de salud que venía de trincheras duras que chocaba con la inexperiencia de jóvenes", cerró. 

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